En Islandia no existen las universidades privadas. Como tiene uno de los sistemas educativos más solventes del mundo, pocos se matricularían en un centro que no fuera público pues nadie invierte tanto en formación como el Estado. Profesores, estudiantes y políticos coinciden en que el conocimiento es el principal recurso de la nación para competir en el mercado internacional.
A este país le sale la ecuación de que por cada euro invertido en educación, la sociedad le devuelve casi cuatro. Saben que el conocimiento multiplica la riqueza y que una población formada es más productiva. «Es como si fuéramos al banco con nuestros ahorros y nos dijeran que estos se van a multiplicar un 400%. Iríamos como locos». Francisco Michavila, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y director de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria, ilustra así el mantra que repite sin cesar: «La educación necesita recursos. Es un principio político básico: el dinero que el Estado gasta en formación es inversión segura», dice a MERCADOS.
Un informe del Consejo Empresarial para la Competitividad cree que para que España crezca y genere empleo necesita un modelo productivo más basado en la exportación y menos dependiente de la demanda interna. Para ello «es vital una mano de obra cualificada que un alto porcentaje de trabajadores no tiene».
En España sólo el 22% de la población adulta tiene estudios secundarios superiores, frente al 44% de media en los países que integran la OCDE. La falta de formación está estrechamente ligada al paro. El 50% de quienes hoy buscan trabajo proviene del sector de la construcción, lo que confirma que «en su época dorada, España creció gracias al ladrillo, pero la base de esa pirámide no estaba formada por materia gris sino por trabajadores con formación precaria, era frágil. Esto demuestra que sin educación no hay crecimiento duradero», sostiene Michavila.
Según el informe del Consejo para la Competitividad que preside César Alierta, llevar el resultado de los test PISA (los que evalúan el conocimiento de los estudiantes) al nivel de Finlandia incrementaría el valor del PIB y aumentaría las opciones laborales, llegando a generar hasta 200.000 empleos a medio plazo.
Superar la educación secundaria reduce un 17% la posibilidad de acabar en el Inem. De hecho, en España más del 50% de los desempleados jóvenes sólo ha cumplido el ciclo de educación primaria. «De la crisis económica y del empleo se sale invirtiendo en ideas», dice Michavila.
Para conseguir que los jóvenes salgan mejor formados de las aulas los empresarios apuestan por una redistribución «rápida y eficiente» de los recursos. Invertir con criterio. «Cómo se gasta el dinero es más importante que el total de recursos», señala el informe. «Estos medios tienen que estar vinculados a objetivos. Definir bien qué es lo que se quiere mejorar y cuánto cuesta lograrlo», explica el catedrático de la UPM.
Para exprimir al máximo cada euro desembolsado el Consejo recomienda medidas como incentivar económicamente a los profesores por objetivos y concentrar los recursos en educación infantil y primaria, para que los jóvenes crezcan con una base sólida, sin lagunas.
Más recursos
De manera paralela, deben aumentarse los recursos. En los últimos años España ha recortado su presupuesto en Educación, mientras que otros países europeos también sumidos en la crisis lo han respetado. En 2012 nuestro país se dejó un 5,6% del PIB en las aulas, mientras que la media de la OCDE fue del 6,2%. Como dice Michavila, «recortar en gasto educativo supone hacerlo en crecimiento e inversión».
El Consejo cree también que es necesario un mayor uso de las tecnologías de la información, siguiendo el modelo de los países nórdicos, y mejorar la competencia entre las escuelas para que se ganen a pulso los recursos que les brindan las administraciones. Se trata de «instaurar la meritocracia en la aulas» para que también reine fuera de ellas.
Otro de los pilares que, según los empresarios, habría que apuntalar es el puente entre el ámbito académico y el laboral. «En Europa el caso de España es singular, pues la empresa no ha exigido el mismo nivel de formación a sus plantillas que otros países», dice Michavila. En este sentido, el Consejo para la Competitividad recomienda duplicar el gasto en políticas activas para que los recién diplomados puedan acceder al mercado laboral. Para que entiendan, también, que estudiar merece la pena.
